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Revista Digital de Tecnologías de la Información y Comunicación. Vol. 3, No.1.Trimestre enero-marzo de 2007 ISSN: 1870-7505 | |
CULTURA DE DERECHOS HUMANOS EN LA UNIVERSIDAD: HACIA UNA SOCIEDAD DEMOCRATICA María del Rocío García Sánchez.* |
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La sociedad mexicana ha generado a lo largo de su historia, normas de convivencia, solidaridad y entendimiento que han sustituido a un orden jurídico cuestionado. En Guerrero, particularmente en la ultima década, la historia de la legalidad ha estado marcada por su falta de legitimidad, debido en buena medida al hecho de agravios de impunidad, que van desde el desigual acceso a la justicia, el deterioro de las condiciones de vida, del medio ambiente, secuestros, homicidios de campesinos ecologistas, desapariciones de luchadores sociales como consecuencia de una represión, desalojos violentos de tierras, ejecuciones y la intervención de las Fuerzas Armadas desempeñando funciones de seguridad, son hechos que la experiencia nos ha demostrado, han implicado claras violaciones a los derechos humanos e históricamente han sido precisamente las Universidades quienes han jugado un papel importante para reprobar estas atrocidades, han sido espacios en los que se ha asumido una postura de defensa, de exigir respeto a la libertad humana y a la seguridad de los guerrerenses, pero sobre todo para denunciar violaciones a los derechos humanos. Tal vez el hecho de trascendencia mundial más significativo del último siglo ha sido el desarrollo de la conciencia de la dignidad y del valor de la persona, de sus derechos y obligaciones. La conciencia de que la libertad, la justicia y la paz tienen como base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de la igualdad, sin diferencia entre las personas. Por ello, una educación en derechos humanos hacia una cultura de respeto a la dignidad humana, son esenciales en el proceso de consolidación de un Estado de derecho. En este marco, la libertad es un derecho fundamental para la construcción y fortalecimiento de una sociedad democrática.Aun cuando el término derechos humanos ha sido utilizado como un término que estuviera de moda, hay quienes ignoran su real significado, su trascendencia e implicaciones. Esto puede crear confusiones en la forma en como deben percibirse los derechos humanos, tanto en el conocimiento como en su valor del término, así como en generar una cultura de respeto. Los Derechos Humanos responden a la necesidad que tienen los seres humanos para vivir dignamente, constituyen un patrimonio común e inalienable de toda la humanidad. Son a la vez valores éticos y cívicos, así como normas legales necesarios para la vida en sociedad. Rigen las relaciones de convivencia humana, orientan el ordenamiento jurídico institucional y tienen una función crítica frente al orden establecido. La lucha por el respeto y promoción de los derechos humanos desde espacios académicos contribuye, por una parte, a darles legitimidad y presencia en la agenda publica nacional; y, por otra, hace evidente la necesidad de favorecer su difusión y promoción a través de la educación. Pablo Latapi (1992:9) dice que: El tema de los derechos humanos y su inclusión al currículo universitario ha tomado un poco más de tiempo, así como su entrada a las aulas y a los centros de investigación, situación que apenas empieza a notarse en los inicios de la década de los noventa . En América Latina han existido en los últimos años iniciativas que han enriquecido la agenda de educación en derechos humanos. Una muestra de ello es la Declaración Mundial sobre Educación Superior en el siglo XXI aprobada en la UNESCO (1998), así como las diversas declaraciones de las Conferencias Iberoamericanas de Educación y el Espacio Común de Educación Superior para América Latina, Caribe y Unión Europea (ALCUE) han destacado la importancia y la necesidad de fortalecer la democracia, el respeto, la defensa, y la promoción de los derechos humanos que posibiliten a los ciudadanos resolver sus necesidades básicas y así darle sentido a la construcción de una sociedad mejor, más justa, donde no tengamos discriminaciones ni violencia, con un Estado de derecho en el que no solo se otorguen y respeten los derechos humanos, sino que además en los hechos se reconozca, garantice y protejan los Derechos Humanos. El problema del sistema de educación en el país ha tenido como característica que nunca se le ha asignado el lugar que en verdad le pertenece dentro de un proyecto de desarrollo global. Ninguna propuesta de desarrollo en general o educativa en particular, ha estado permeada por una visión humana de los derechos humanos. En la actualidad, la educación en todos sus niveles, prepara sobre todo, para la adquisición de conocimientos con una visión multidisciplinaria. Es por ello que el 10 de diciembre de 2003, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México presentó el Diagnóstico sobre los Derechos Humanos en el país. El siguiente paso, en cumplimiento con la Declaración y Programa de Acción de Viena de 1993 y con el Acuerdo de Cooperación Técnica del Alto Comisionado con el Gobierno de México, fue comenzar con la elaboración del Programa Nacional de Derechos Humanos. En el Segundo Objetivo General, el Programa se propone crear una cultura de respeto y protección de los derechos humanos, y para ello se consideran las siguientes líneas estratégicas: Dicha Declaración expresa varios principios de acción como son:
La relación entre los derechos humanos y las Universidades ha cobrado relevancia porque se reconoce la importancia de la academia en la formación de la cultura de los derechos humanos y en la creación de una cultura de educación en esa materia. La Educación en sí misma tiene como función primordial la formación de personas libres, conscientes de sus derechos y deberes, seres humanos sensibles y solidarios con sus semejantes, con pleno desarrollo de su potencial creativo; todo esto de acuerdo a los valores que se esperan de un ciudadano formado para una sociedad democrática. La escuela no es la única que crea conductas, pero sí la que debe proponerse la incorporación social del educando con un conjunto de actitudes, conocimientos y valores que favorezca una cultura de derechos humanos y la construcción de relaciones de justicia que tengan como fin la consolidación de la democracia como una forma de organización del Estado, en donde se reconozcan las necesidades e intereses de mayorías y minorías, se practique una ética sustentada en valores, se realicen elecciones libres para designar autoridades y donde sea factible vivir dentro de un régimen de Estado de derecho Una cuestión que hay que destacar es que los distintos aspectos que componen el campo de los derechos humanos demandan hoy la convergencia no sólo de las disciplinas jurídicas, sino también el apoyo de la sociología, la ciencia política, la psicología, la administración pública, las ciencias de la comunicación. La presencia de los derechos humanos y la importancia de éstos requieren de espacios académicos donde se reflexione, investigue y difunda la concepción de la dignidad humana y se elaboren respuestas a las exigencias éticas, sociales, jurídicas, políticas, psicológicas, culturales y económicas que demanda la sociedad actual. La existencia de una cultura y una política de los derechos humanos en los espacios académicos posibilitan la creación de sociedades libres. La educación en derechos humanos debe desarrollar la noción de una cultura de respeto y de conciencia, que tenga como desafío construir una sociedad democrática estable, en la que los derechos humanos constituyan el pilar ético y funcionen como modelos para las conductas de los ciudadanos. Por ello, una educación en derechos humanos debe, además, apartarse de las discriminaciones que en la cotidianidad de la escuela puedan prevalecer por ejemplo de género, religión, económica o étnica. Tenemos que empezar a considerar la escuela como un espacio cultural y social en la que tanto docentes como estudiantes se relacionen en un marco de tolerancia, igualdad, justicia, equidad, solidaridad, etc.
1. Educar en derechos humanos para la democracia será posible cuando tomemos conciencia de su necesidad e importancia. 2. La escuela debe ser reflejo de una cultura de los derechos humanos; para esto hay que incidir tanto en el currículo como en la propia estructura de la escuela. La escuela del presente se asume y se exhibe como un instrumento social de transmisión sistemática de la cultura. 3. La lucha por el respeto y promoción de los derechos humanos desde espacios académicos contribuye, por una parte, a darles legitimidad y presencia en la agenda publica. 4. La educación en derechos humanos hacia una cultura de respeto a la dignidad humana, son esenciales en el proceso de consolidación del Estado derecho; es una vía privilegiada para construir un modo de convivencia que permita la construcción de relaciones de justicia que tengan como fin la consolidación de la democracia. Bibliografía 1. Pablo Latapi. (1992):La Universidad y los Derechos Humanos en América Latina. Elementos para un marco conceptual” Comisión Nacional de Derechos Humanos Unión de Universidades de América Latina, México
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